Batallitas locales Alguna vez tuve la infeliz idea de realizar  algo en mi ciudad natal, pero siempre salí  trasquilado.   A la derecha representación de la obra  teatral Ronda de mort a Sinera (1971) de  Salvador Espriu como actor, fui Quel.la el  trapero. Un año después dirigí Tango de  Wladomir Mrozeck. A la izquierda un cartel de Reus Cinema  Internacional, un festival de cine que quise  montar en 1989. El ayuntamiento me dio una  subvención de un millón y medio de  pesetas”como máximo”. Después, a la hora  de cobrar, me dijeron que este “como  máximo” no significaba que me dieran tal  cantidad sino la que consideraran oportuno y  me dejaron colgado con la deuda de un  millón de pesetas de la época. Volveeeeeeeer Festival de Sitges El primer festival de Sitges tuvo lugar en 1967, pero era de otro  género. Se acabó como el rosario de la aurora debido a  problemas de tipo político. Entonces estaba vigente la dictadura  del general Franco al que no le hacía ninguna gracia que estos  certámenes se usaran como plataformas reivindicativas.  Así que ese primer festival fue prohibido por orden gubernativa,  la entidad Sitges foto film, presidida por el llorado amigo Antonio  Ráfales Gil decidió entonces dedicarse al género fantástico y de  terror. La primera vez que aparecí por el mismo fue en 1972, en el 1973  conocí a Narcís Ribot, mi colaborador en aquellos primeros años  de lucha y dedicación al género, y en 1974 fui invitado por vez  primera debido a que teníamos a la puerta la edición de la revista  Vudú con Antoni Gracia “Pierrot”. Fue cuando conocí a Paul Naschy en la presentación del libro de  Angel Falquina y Juan José Porto, Cine de terror y Paul  Naschy.   Fue mi presentación en sociedad.   En 1976, pude entrevistar a Terence Fisher, para mí toda una leyenda del fantástico. Conocí también a Freddie Francis, Contacté con Alain Schlockoff,  editor de L’Ecran Fantastique y a muchos escritores galos. Fue el inicio de mis colaboraciones en revistas y fanzines más allá de nuestras fronteras.   Apareció Angel Gómez Rivero que entonces era jovencísimo y desconocido formando con Narcís Ribot y yo la famosa Diabólica Trinidad. Tiempo  después vinieron Metrópolis y Transylvania Express. Finalmente entramos a formar parte del equipo del festival al fallecer Fernando Montejano que  llevaba los boletines de prensa a quien entregué una filmografía de Drácula que sorprendió a propios y extraños.   Hasta entonces el festival costaba unos tres millones y medio de pesetas, trabajamos por amor al arte sin cobrar un duro pero llenos de ilusión. Todo el  mundo quería ser amigos nuestros hasta que el panorama político cambió. Vino la democracia, “llegaron los nuestros” se decía con total ingenuidad.   Al restaurarse la Generalitat y ganar Jordi Pujol las primeras elecciones autonómicas se crearon los tristemente célebres Serveis de Cinematografía con  el señor Antoni von Kitchner a la cabeza y ¿qué pasó? pues que nos quitaron el festival, nos echaron a la calle, y nos insultaron encima acusándonos de  franquistas (sic) cuando nada tuvimos que ver con semejante régimen político.   Cuando nos quitaron el festival, aquella gente que nos trataba como si fuésemos amigos del alma nos dio la espalda como si tuviéramos lepra. Lo más  curioso fue que sufrí una campaña de difamación muy desagradable. Por lo visto los críticos de cine españoles (los de Fotogramas, Dirigido por,  prensa diaria, etc.) cada vez que estrenaba Paul Naschy le dejaban a caldo poniéndole de vuelta y media recibiendo a continuación misivas con insultos  delirantes y agresivos. Pues esas misivas, como yo editaba Transylvania Express en donde se defendía a Paul Naschy, me las adjudicaron sin ninguna  prueba y sin tener en cuenta de que yo nunca he sido fan de este actor.   Nada más absurdo. En primer lugar mi relación con ese personaje era laboral y nada más, nunca congeniamos y nunca recibí un duro de él. Sus  películas no me interesaban demasiado y me disgustaba el fanatismo de sus fans. En segundo lugar nunca leo a esos críticos por considerarlos  mediocres y pretenciosos. La lectura de sus textos me producía urticaria por lo que consideré que era mejor no perder el tiempo con ellos.   La calumnia duró varios años pero al pasar el follón de El aullido del diablo se descubrió que carecía de fundamento. Sin embargo el daño ya estaba  hecho y el proyecto de editar una revista de cine profesional se esfumó en la nada.   Dejé de ir al festival porque el ambiente se degradó mucho y se convirtió en insoportable para mí. Así que no me quedó otro remedio que hacer mutis por  el foro.   El Festival de Ibiza (1989-90) Algunos supervivientes del antiguo festival de Sitges creamos otros  festivales. El de cine catalán que tenía lugar en abril, en Sitges  mismo, trasladado a Platja d’Aro primero y  Reus después.  Finalmente nos vino la oportunidad de Ibiza en donde pude conocer  a Roman Polanski y donde presenté mis primeros libros en el Gran  Casino. Desgraciadamente el presupuesto se disparó y acabamos  en bancarrota.   Fue una lástima porque Ibiza era el lugar ideal para un certamen de  estas características. Otros lugares que nos ofrecieron fue Palma  de Mallorca y Andorra.  No podíamos contar con la Generalitat de Cataluny porque el señor  Kitchner nos detestaba porque no éramos de su club de amiguetes.    Arriba, varios invitados al Festival de Ibiza. El segunda a la derecha es  Rafael Ibáñez Ribot, su presidente. Yo soy el primero a la izquierda, en  el centro el gran Antonio Gades.  Debajo: de izquierda a derecha, Rafael Ibáñez, Salvador Sáinz,  Carmelo Romero y de pie Francesc Rovira Beleta presentando en el  Gran Casino de Ibiza mi primer libro La historia del cine fantástico  español. En las fotos de la derecha: arriba en la isla de Ibiza, debajo la  presentación de mi segundo libro El cine de Rovira-Beleta.   De izquierda a derecha: Salvador Sáinz, Francesc Rovira Beleta y  Xavier Daniel.   En la clausura en la segunda edición del Festival de Cine  de Ibiza, año 1990, se clausuró con una cena de gala en  el Gran Casino de Ibiza, entidad que colaboró en el  certamen que se vio truncado por hechos harto extraños.  En la foto de la izquierda vemos a Charo, la esposa de  Rovira Beleta, éste en el centro y Salvador Sáinz a la  derecha.  Coincidimos en muchos festivales como los de Ibiza,  Reus, Sitges y Barcelona. Rovira-Beleta se convirtió en un referente del cine  español gracias a títulos como Los tarantos y El amor  brujo. Ambos protagonizados por Antonio Gades.  Arriba el castillo derruido en Llers, Alto Ampurdán, en donde se cree existió Estruc,  personaje que inspiró el conde Estruch de mi novela, Estruch (1991).   Sitges1977, mi encuentro con el monstruo de Frankenstein, un querido colega desde tiempos inmemoriales. Debajo, Lord Vader el maloso de La guerra de las galaxias, en Valencia 2007. Derecha, debajo, con Marta Casanovas, actriz en Más allá de la muerte,  en Sitges 1987. Más cositas.... Año 2007. En Tarragona tuvo lugar la exposición sobre El  laberinto del fauno (izquierda).  Me dí un garbeo por el puerto y pude ver todas sus  máscaras. No es mi película preferida del fantástico  español, esos discursitos políticos ya aburren. En Tarragona, Noviembre 2013 conoci a la bella Jil Love, famosa mundialmente por sus perfomances.